Cuando los científicos del Laboratorio Nacional del Acelerador SLAC del Departamento de Energía, enfocaron toda la intensidad del láser de rayos X más potente del mundo sobre una pequeña molécula, se llevaron una sorpresa: Un solo pulso láser eliminó todos los electrones del átomo más grande de la molécula desde dentro hacia fuera, dejando un vacío que empezó a atraer electrones del resto de la molécula, como un agujero negro que engulle un disco de materia en espiral.
En 30 femtosegundos -millonésimas de milmillonésima de segundo- la molécula perdió más de 50 electrones, mucho más de lo que los científicos preveían basándose en experimentos anteriores que utilizaban haces menos intensos o átomos aislados. Luego explotó.
Los resultados, que se publican hoy en Nature, proporcionan a los científicos los conocimientos fundamentales que necesitan para planificar e interpretar mejor los experimentos que utilizan los pulsos de rayos X más intensos y energéticos del láser de electrones libres Linac Coherent Light Source (LCLS) del SLAC. Los experimentos que requieren estas intensidades ultra altas incluyen los intentos de obtener imágenes de objetos biológicos individuales, como virus y bacterias, a alta resolución. También se utilizan para estudiar el comportamiento de la materia en condiciones extremas y para comprender mejor la dinámica de las cargas en moléculas complejas para aplicaciones tecnológicas avanzadas.
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Cuando los científicos del Laboratorio Nacional del Acelerador SLAC del Departamento de Energía, enfocaron toda la intensidad del láser de rayos X más potente del mundo sobre una pequeña molécula, se llevaron una sorpresa: Un solo pulso láser eliminó todos los electrones del átomo más grande de la molécula desde dentro hacia fuera, dejando un vacío que empezó a atraer electrones del resto de la molécula, como un agujero negro que engulle un disco de materia en espiral.
En 30 femtosegundos -millonésimas de milmillonésima de segundo- la molécula perdió más de 50 electrones, mucho más de lo que los científicos preveían basándose en experimentos anteriores que utilizaban haces menos intensos o átomos aislados. Luego explotó.
Los resultados, que se publican hoy en Nature, proporcionan a los científicos los conocimientos fundamentales que necesitan para planificar e interpretar mejor los experimentos que utilizan los pulsos de rayos X más intensos y energéticos del láser de electrones libres Linac Coherent Light Source (LCLS) del SLAC. Los experimentos que requieren estas intensidades ultra altas incluyen los intentos de obtener imágenes de objetos biológicos individuales, como virus y bacterias, a alta resolución. También se utilizan para estudiar el comportamiento de la materia en condiciones extremas y para comprender mejor la dinámica de las cargas en moléculas complejas para aplicaciones tecnológicas avanzadas.